Vanessa Alcaíno y Alejandro Malo
Brown Hooded Kingfisher, (Halcyon albiventris), Chitengo Camp, Gorongosa National Park, Mozambique, 2011. Por Joel Sartore
Cuando elegimos abordar el tema del paisaje y, poco tiempo después, caímos en cuenta de su relación con el tema de la Bienal FotoFest 2016, Changing Circumstances: Looking at the Future of the Planet, nos pareció oportuno hacer eco de las inquietudes expresadas durante dicho festival. Algunos trabajos presentados en este número recuperan en formato electrónico y para nuestro público algunas de sus exposiciones. Sin embargo, esta observación sería insuficiente si no enfatizáramos algunas de las reflexiones que se incluyen en el libro del mismo nombre y no hiciéramos la invitación a asomarse a sus páginas.
Concebido en colaboración entre Wendy Watriss y Frederick Baldwin, fundadores de FotoFest, junto a Steven Evans, Director Ejecutivo del festival, integra un mosaico muy diverso y amplio de artistas. En su texto introductorio, Steven Evans enfatiza la necesidad de promover el intercambio de ideas entre artistas que hacen uso de diferentes estrategias para abordar el tema, y a la divergencia de miradas contrapone el hilo conductor de los ensayos de Thomas E. Lovejoy y Geof Rayner que muestran una conexión intrínseca entre las preocupaciones de los artistas. Ambos ensayos ofrecen sólidos argumentos sobre la necesidad urgente de tomar medidas respecto al cambio climático; el primero, desde la perspectiva de la Tierra como un organismo viviente, y el segundo al demostrar el papel determinante del ser humano en su entorno.
Bird’s Nest, 2011. Por Mandy Barker
Por su parte, Wendy Watriss da voz a algunas preguntas que resuenan con preocupaciones encontradas durante nuestra investigación sobre el tema del paisaje: “¿Tenemos una responsabilidad, más allá de nuestro bienestar, con el resto del mundo natural? ¿El arte puede estimular nuevas perspectivas y nuevas maneras de ver?” La fotografía tiene en sus manos el potencial de compartirnos realidades que de otro modo nos serían inaccesibles. Las imágenes no son neutras, alimentan el imaginario y propician reflexiones, siendo un medio muy eficaz para hacer palpable, próxima y visible cualquier problemática, incluso hasta llevarla a la esfera política e impulsar acuerdos. Coincidimos con su postura de que el arte sí puede estimular y expandir nuestra visión del mundo y presentar maneras innovadoras de abordar el tema del cambio climático. No se deben permitir visiones sesgadas que sólo abordan y hablan desde una área del conocimiento o una región del mundo. Hay que abrirse a las culturas, incluir puntos de vista divergentes, dibujar nuevos y distintos confines, crear mapas inéditos, poner el mundo de cabeza, revolverlo y dividirlo de variadas maneras. Esa es la única manera de visualizar un futuro donde en vez de dominar a la naturaleza, colaboremos por su supervivencia y la nuestra. Y esta nueva manera de mirar, estos nuevos caminos hacia nuestro futuro, son lo que el arte puede expresar de mejor manera.
Brown Hooded Kingfisher, (Halcyon albiventris), Chitengo Camp, Gorongosa National Park, Mozambique, 2011. Por Joel Sartore
Cuando elegimos abordar el tema del paisaje y, poco tiempo después, caímos en cuenta de su relación con el tema de la Bienal FotoFest 2016, Changing Circumstances: Looking at the Future of the Planet, nos pareció oportuno hacer eco de las inquietudes expresadas durante dicho festival. Algunos trabajos presentados en este número recuperan en formato electrónico y para nuestro público algunas de sus exposiciones. Sin embargo, esta observación sería insuficiente si no enfatizáramos algunas de las reflexiones que se incluyen en el libro del mismo nombre y no hiciéramos la invitación a asomarse a sus páginas.
Concebido en colaboración entre Wendy Watriss y Frederick Baldwin, fundadores de FotoFest, junto a Steven Evans, Director Ejecutivo del festival, integra un mosaico muy diverso y amplio de artistas. En su texto introductorio, Steven Evans enfatiza la necesidad de promover el intercambio de ideas entre artistas que hacen uso de diferentes estrategias para abordar el tema, y a la divergencia de miradas contrapone el hilo conductor de los ensayos de Thomas E. Lovejoy y Geof Rayner que muestran una conexión intrínseca entre las preocupaciones de los artistas. Ambos ensayos ofrecen sólidos argumentos sobre la necesidad urgente de tomar medidas respecto al cambio climático; el primero, desde la perspectiva de la Tierra como un organismo viviente, y el segundo al demostrar el papel determinante del ser humano en su entorno.
Bird’s Nest, 2011. Por Mandy Barker
Por su parte, Wendy Watriss da voz a algunas preguntas que resuenan con preocupaciones encontradas durante nuestra investigación sobre el tema del paisaje: “¿Tenemos una responsabilidad, más allá de nuestro bienestar, con el resto del mundo natural? ¿El arte puede estimular nuevas perspectivas y nuevas maneras de ver?” La fotografía tiene en sus manos el potencial de compartirnos realidades que de otro modo nos serían inaccesibles. Las imágenes no son neutras, alimentan el imaginario y propician reflexiones, siendo un medio muy eficaz para hacer palpable, próxima y visible cualquier problemática, incluso hasta llevarla a la esfera política e impulsar acuerdos. Coincidimos con su postura de que el arte sí puede estimular y expandir nuestra visión del mundo y presentar maneras innovadoras de abordar el tema del cambio climático. No se deben permitir visiones sesgadas que sólo abordan y hablan desde una área del conocimiento o una región del mundo. Hay que abrirse a las culturas, incluir puntos de vista divergentes, dibujar nuevos y distintos confines, crear mapas inéditos, poner el mundo de cabeza, revolverlo y dividirlo de variadas maneras. Esa es la única manera de visualizar un futuro donde en vez de dominar a la naturaleza, colaboremos por su supervivencia y la nuestra. Y esta nueva manera de mirar, estos nuevos caminos hacia nuestro futuro, son lo que el arte puede expresar de mejor manera.
Yang Yongliang
País de las maravillas artificiales es una serie iniciada en 2010. Yang Yongliang utiliza imágenes arquitectónicas como pinceladas; pesadas rocas de montaña con detalles enriquecidos hacen referencia fiel a la pintura paisajística de la dinastía Song. El desarrollo urbano hace que la vida en la ciudad prospere, pero también aprisiona estas vidas. La antigua tradición cultural China está muy arraigada, pero también permanece estancada. Los antiguos chinos pintaron paisajes para alabar la grandeza natural; las obras de Yang, por el contrario, invitan a repensar de manera crítica la realidad contemporánea.
En País de las maravillas artificiales II (2014), hay réplicas digitales de dos pinturas de maestros de la dinastía Song: Viajeros entre montañas y corrientes (Fan Kuan) y Bosque invernal bajo la nieve (anónimo). Mientras que los paisajes antiguos parecen atemporales, la interpretación de Yang de este último trabajo es una imagen nocturna, titulado Bosque invernal en la noche. La serie de 2014 presenta un gran avance en términos de técnica digital -la pieza es más grande que nunca y enriquecido con imágenes formidablemente detalladas. Además, Yang integró rocas naturales de montaña con el inconfundible paisaje artificial por primera vez. Las imágenes de rocas de montaña se toman sobre todo en Islandia y Noruega. En 2015, País de las maravillas artificiales II fue finalista de Prix Pictet -el premio mundial sobre fotografía y sustentabilidad.
Día de la noche perpetua y Noche del día perpetuo, son dos piezas que ejemplifican una línea del trabajo reciente de Yang Yongliang en video, donde el paisaje tradicional extiende una narrativa entre una temporalidad sutil y una atemporalidad difusa. Con la misma técnica rigurosa que caracteriza sus imágenes fijas, en estos videos hace uso del tiempo como una herramienta más para enfatizar la paradoja de nuestro tiempo: ese cruce de caminos entre la nostalgia necesaria, el caos nuestro de cada día y la imaginación.
Noche de día perpetuo. Ver video muestra aquí
Día de noche perpetua. Ver video muestra aquí
País de las maravillas artificiales es una serie iniciada en 2010. Yang Yongliang utiliza imágenes arquitectónicas como pinceladas; pesadas rocas de montaña con detalles enriquecidos hacen referencia fiel a la pintura paisajística de la dinastía Song. El desarrollo urbano hace que la vida en la ciudad prospere, pero también aprisiona estas vidas. La antigua tradición cultural China está muy arraigada, pero también permanece estancada. Los antiguos chinos pintaron paisajes para alabar la grandeza natural; las obras de Yang, por el contrario, invitan a repensar de manera crítica la realidad contemporánea.
En País de las maravillas artificiales II (2014), hay réplicas digitales de dos pinturas de maestros de la dinastía Song: Viajeros entre montañas y corrientes (Fan Kuan) y Bosque invernal bajo la nieve (anónimo). Mientras que los paisajes antiguos parecen atemporales, la interpretación de Yang de este último trabajo es una imagen nocturna, titulado Bosque invernal en la noche. La serie de 2014 presenta un gran avance en términos de técnica digital -la pieza es más grande que nunca y enriquecido con imágenes formidablemente detalladas. Además, Yang integró rocas naturales de montaña con el inconfundible paisaje artificial por primera vez. Las imágenes de rocas de montaña se toman sobre todo en Islandia y Noruega. En 2015, País de las maravillas artificiales II fue finalista de Prix Pictet -el premio mundial sobre fotografía y sustentabilidad.
Día de la noche perpetua y Noche del día perpetuo, son dos piezas que ejemplifican una línea del trabajo reciente de Yang Yongliang en video, donde el paisaje tradicional extiende una narrativa entre una temporalidad sutil y una atemporalidad difusa. Con la misma técnica rigurosa que caracteriza sus imágenes fijas, en estos videos hace uso del tiempo como una herramienta más para enfatizar la paradoja de nuestro tiempo: ese cruce de caminos entre la nostalgia necesaria, el caos nuestro de cada día y la imaginación.
Noche de día perpetuo. Ver video muestra aquí
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Júlia Pontés
Brasil esta enfrentado al mayor desastre ambiental en su historia. Debido a la falta de regulación especifica y poca inspección, un estanque de agua de una empresa minera se rompió largando unos 40 millones de litros de barro en uno de los principales ríos del país, cubriendo todo un pueblo y dejando millones de personas sin agua.
Sin embargo, ese hecho representa apenas una pequeña parte del daño causado al medio ambiente por la intensa actividad minera en el estado de Minas Gerais. Muchas de las minas son a cielo abierto y están escondidas entre las “cadenas” de montañas, por lo tanto la población no tiene acceso a ellas. La mayoría de las imágenes fue producida en espacio aéreo restringido.
Es un tema delicado y una linea muy delgada, la industria minera esta tan arraigada y eso se nota a empezar por nombre del estado. Mi propia familia tuvo una planta de producción de arabio, uno de los subproductos de la minería.
Existe un proyecto de regulación a la actividad minera en trámite en la Camara de Diputados en Brasil. No obstante, 20 de los 27 diputados integrantes de la comisión responsable por su confección recibieron donaciones de campaña de empresas mineras.
Este es un proyecto en progreso, una investigación ambiental de la explotación sin limites y sin reglas del suelo.
Brasil esta enfrentado al mayor desastre ambiental en su historia. Debido a la falta de regulación especifica y poca inspección, un estanque de agua de una empresa minera se rompió largando unos 40 millones de litros de barro en uno de los principales ríos del país, cubriendo todo un pueblo y dejando millones de personas sin agua.
Sin embargo, ese hecho representa apenas una pequeña parte del daño causado al medio ambiente por la intensa actividad minera en el estado de Minas Gerais. Muchas de las minas son a cielo abierto y están escondidas entre las “cadenas” de montañas, por lo tanto la población no tiene acceso a ellas. La mayoría de las imágenes fue producida en espacio aéreo restringido.
Es un tema delicado y una linea muy delgada, la industria minera esta tan arraigada y eso se nota a empezar por nombre del estado. Mi propia familia tuvo una planta de producción de arabio, uno de los subproductos de la minería.
Existe un proyecto de regulación a la actividad minera en trámite en la Camara de Diputados en Brasil. No obstante, 20 de los 27 diputados integrantes de la comisión responsable por su confección recibieron donaciones de campaña de empresas mineras.
Este es un proyecto en progreso, una investigación ambiental de la explotación sin limites y sin reglas del suelo.
Ellie Davies
Estrellas, 2014 explora mi deseo de encontrar un equilibrio entre mi relación con los indómitos lugares de mi juventud y mi sensación respecto a una falta de conexión con el mundo natural.
La tradición del paisaje occidental encarna una unión que James Elkins llama “la relación sujeto-objeto”. Representada por la “vista panorámica” o la vista panorámica turística, contemplamos, con frecuencia a través de binoculares o telescopios, un amplio panorama y escenas marítimas sobrecogidos y llenos de asombro. Pero esta experiencia del paisaje casi siempre distancia al espectador de la escena y, justo en el momento en que el paisaje mismo se convierte en un objeto, se produce una separación entre ellos.
Hoy en día la mayoría de las personas viven en entornos urbanos o semi-urbanos y experimentan el paisaje desde una distancia mediada a través de los diversos medios de comunicación y la tecnología. Desde este punto de vista la idea del paisaje en toda su materialidad sensual y nuestra presencia dentro de este último en lugar de fuera de él parece estar fuera de nuestro alcance.
Estrellas, 2014 aborda este distanciamiento llevando al observador directamente al centro de un bosque que todavía guarda cierto misterio y ofrece posibilidades para el descubrimiento y la exploración. La serie trata sobre la fragilidad de nuestra relación con el mundo natural, y la naturaleza temporal y finita del paisaje como obra humana.
Los paisajes de bosques maduros y antiguos se interponen con imágenes de la Vía Láctea, Omega Centauri, las estrellas Brazo de Norma y embrionarias en la nebulosa NGC 346 tomadas por el telescopio espacial Hubble. Cada imagen conecta los paisajes forestales con el intangible y desconocido universo creando una yuxtaposición que refleja mis experiencias personales del bosque; su aspecto físico y tacto contra una profunda y fundamental otredad, una alienación que nos aleja de una relación realmente envolvente con el mundo natural.
(Fuente de información: STScI/Hubble & NASA)
Estrellas, 2014 explora mi deseo de encontrar un equilibrio entre mi relación con los indómitos lugares de mi juventud y mi sensación respecto a una falta de conexión con el mundo natural.
La tradición del paisaje occidental encarna una unión que James Elkins llama “la relación sujeto-objeto”. Representada por la “vista panorámica” o la vista panorámica turística, contemplamos, con frecuencia a través de binoculares o telescopios, un amplio panorama y escenas marítimas sobrecogidos y llenos de asombro. Pero esta experiencia del paisaje casi siempre distancia al espectador de la escena y, justo en el momento en que el paisaje mismo se convierte en un objeto, se produce una separación entre ellos.
Hoy en día la mayoría de las personas viven en entornos urbanos o semi-urbanos y experimentan el paisaje desde una distancia mediada a través de los diversos medios de comunicación y la tecnología. Desde este punto de vista la idea del paisaje en toda su materialidad sensual y nuestra presencia dentro de este último en lugar de fuera de él parece estar fuera de nuestro alcance.
Estrellas, 2014 aborda este distanciamiento llevando al observador directamente al centro de un bosque que todavía guarda cierto misterio y ofrece posibilidades para el descubrimiento y la exploración. La serie trata sobre la fragilidad de nuestra relación con el mundo natural, y la naturaleza temporal y finita del paisaje como obra humana.
Los paisajes de bosques maduros y antiguos se interponen con imágenes de la Vía Láctea, Omega Centauri, las estrellas Brazo de Norma y embrionarias en la nebulosa NGC 346 tomadas por el telescopio espacial Hubble. Cada imagen conecta los paisajes forestales con el intangible y desconocido universo creando una yuxtaposición que refleja mis experiencias personales del bosque; su aspecto físico y tacto contra una profunda y fundamental otredad, una alienación que nos aleja de una relación realmente envolvente con el mundo natural.
(Fuente de información: STScI/Hubble & NASA)
Marcus DeSieno
Paisajes vigilados cuestiona cómo la tecnología de vigilancia ha cambiado nuestra relación y comprensión del paisaje y el espacio dentro de nuestra cultura electrónica cada vez más intrusiva. Hackeo cámaras de vigilancia, cámaras web públicas y transmisiones de circuito cerrado de televisión a la caza de los clásicos paisajes pintorescos, dislocando el producto visual de su origen automatizado, mientras busco provocar un diálogo entre tierra, límites y poder. El acto mismo de vigilar un sitio por medio de estos sistemas fotográficos implica una relación dominante entre hombre y espacio. Al final, espero socavar estos esquemas de control social mediante la melancolía de estas imágenes alteradas descubiertas al explotar los mecanismos tecnológicos de poder en nuestra sociedad de vigilancia.
Paisajes vigilados cuestiona cómo la tecnología de vigilancia ha cambiado nuestra relación y comprensión del paisaje y el espacio dentro de nuestra cultura electrónica cada vez más intrusiva. Hackeo cámaras de vigilancia, cámaras web públicas y transmisiones de circuito cerrado de televisión a la caza de los clásicos paisajes pintorescos, dislocando el producto visual de su origen automatizado, mientras busco provocar un diálogo entre tierra, límites y poder. El acto mismo de vigilar un sitio por medio de estos sistemas fotográficos implica una relación dominante entre hombre y espacio. Al final, espero socavar estos esquemas de control social mediante la melancolía de estas imágenes alteradas descubiertas al explotar los mecanismos tecnológicos de poder en nuestra sociedad de vigilancia.
Brad Temkin
La mayor parte de mi carrera se ha centrado en nuestra relación con la naturaleza. Estoy interesado en cómo encontramos formas de integrar la naturaleza, y cómo nos integra. Al igual que con la mayoría de los conjuntos de trabajo, las imágenes definen mi intención. Pero al final, hago las fotos que hago a causa de la conversación que se produce entre el tema y yo -y esto siempre depende de la luz, el clima, cómo me siento y lo que estoy dispuesto a ver en cada momento. Es el momento en que todas las cosas se juntan para mí.
Azotea destaca de manera poética estos espacios para celebrar y propagar nuevas ideas de diseño que demuestren inventiva en arquitectura y atiendan nuestra necesidad de contacto con la naturaleza. Los techos verdes reducen nuestra huella de carbono al contrarrestar el efecto de isla de calor y mejorar el control de aguas pluviales, pero hacen mucho más. Estas imágenes simbolizan el aspecto seductor de la naturaleza frente a nuestro crecimiento urbano sostenido. Al situar de forma segura los jardines dentro de la ortogonalidad de acero, piedra y vidrio de construcciones urbanas e industriales, pido a los espectadores descubrir patrones más abiertos, coloridos y relacionados con el cielo; y cómo se convierten en parte de un nuevo paisaje, así como un marco para cambios positivos. Nuestro inventiva y gracia me sigue impresionando. Me hace más optimista acerca de la humanidad.
La mayor parte de mi carrera se ha centrado en nuestra relación con la naturaleza. Estoy interesado en cómo encontramos formas de integrar la naturaleza, y cómo nos integra. Al igual que con la mayoría de los conjuntos de trabajo, las imágenes definen mi intención. Pero al final, hago las fotos que hago a causa de la conversación que se produce entre el tema y yo -y esto siempre depende de la luz, el clima, cómo me siento y lo que estoy dispuesto a ver en cada momento. Es el momento en que todas las cosas se juntan para mí.
Azotea destaca de manera poética estos espacios para celebrar y propagar nuevas ideas de diseño que demuestren inventiva en arquitectura y atiendan nuestra necesidad de contacto con la naturaleza. Los techos verdes reducen nuestra huella de carbono al contrarrestar el efecto de isla de calor y mejorar el control de aguas pluviales, pero hacen mucho más. Estas imágenes simbolizan el aspecto seductor de la naturaleza frente a nuestro crecimiento urbano sostenido. Al situar de forma segura los jardines dentro de la ortogonalidad de acero, piedra y vidrio de construcciones urbanas e industriales, pido a los espectadores descubrir patrones más abiertos, coloridos y relacionados con el cielo; y cómo se convierten en parte de un nuevo paisaje, así como un marco para cambios positivos. Nuestro inventiva y gracia me sigue impresionando. Me hace más optimista acerca de la humanidad.
Rasel Chowdhury
Mientras celebramos 400 años de la ciudad de Daca, el río Buriganga lucha por sobrevivir. Hoy en día, está casi muerto, no puede correr en su cauce natural. Parece que la gente de Daca lo están matando por su falta de sensibilidad.
En Daca, la cantidad de gente crece cada día. Los sitios de trabajo y diversas fábricas están en auge constante. El río Buriganga es el medio de transporte más popular hacia otras partes del país. Millones de personas utilizan el río para transportar productos diariamente. Químicos para teñir, desperdicios humanos e industriales de toda la ciudad van directo al río Buriganga. Cerca de 700 fábricas de ladrillos en la orilla del río, los astilleros y el aceite de los barcos y vapores son causas adicionales de contaminación. Este río de 41 kilómetros de largo río alguna vez nos bendijo con la esperanza y el sueño de construir una nueva ciudad. Pero hoy en día, la misma ciudad es una de las causas de la muerte de Buriganga. ¡Nosotros, los ciudadanos de Daca, vamos a destruir nuestro propio río!
Como fotógrafo, mi papel es comprometerme con mi propia ciudad. Tengo una relación intrínseca con esta ciudad y este río, pues pasé la mayor parte de mi vida en ellos y sus alrededores. Como fotógrafo documental, mi enfoque era mostrar el río y la acelerada transformación de su paisaje desde todos los ángulos posibles. Exploré varios rincones del río para tener un panorama general sobre la participación destructiva de la gente. Al mismo tiempo, el agua divina del río, se mantiene solitaria con su nueva ola de esperanza. Sólo traté de capturar todos los aspectos para lograr una mayor atención sobre el tema.
Mientras celebramos 400 años de la ciudad de Daca, el río Buriganga lucha por sobrevivir. Hoy en día, está casi muerto, no puede correr en su cauce natural. Parece que la gente de Daca lo están matando por su falta de sensibilidad.
En Daca, la cantidad de gente crece cada día. Los sitios de trabajo y diversas fábricas están en auge constante. El río Buriganga es el medio de transporte más popular hacia otras partes del país. Millones de personas utilizan el río para transportar productos diariamente. Químicos para teñir, desperdicios humanos e industriales de toda la ciudad van directo al río Buriganga. Cerca de 700 fábricas de ladrillos en la orilla del río, los astilleros y el aceite de los barcos y vapores son causas adicionales de contaminación. Este río de 41 kilómetros de largo río alguna vez nos bendijo con la esperanza y el sueño de construir una nueva ciudad. Pero hoy en día, la misma ciudad es una de las causas de la muerte de Buriganga. ¡Nosotros, los ciudadanos de Daca, vamos a destruir nuestro propio río!
Como fotógrafo, mi papel es comprometerme con mi propia ciudad. Tengo una relación intrínseca con esta ciudad y este río, pues pasé la mayor parte de mi vida en ellos y sus alrededores. Como fotógrafo documental, mi enfoque era mostrar el río y la acelerada transformación de su paisaje desde todos los ángulos posibles. Exploré varios rincones del río para tener un panorama general sobre la participación destructiva de la gente. Al mismo tiempo, el agua divina del río, se mantiene solitaria con su nueva ola de esperanza. Sólo traté de capturar todos los aspectos para lograr una mayor atención sobre el tema.
Pedro David
El campo brasileño se está llenando de eucaliptos.
El desarrollo industrial acelerado y la importancia exagerada de la exportación de acero, dirigida por los gobiernos sucesivos, son algunas de las razones de la deforestación del Cerrado, la sabana brasileña, el Bosque Atlántico e incluso la selva amazónica.
Varias compañías acereras internacionales establecidas por el país compran grandes tramos de tierra y reemplazan la vegetación natural por eucaliptos transgénicos, que crecen rápido y cuya madera se aprovecha para hacer carbón vegetal, que es un ingrediente importante en la transformación del mineral de hierro en acero.
El eucalipto impacta gravemente al ambiente a cambio de su gran velocidad de crecimiento: consume demasiada agua y nutrientes y deja el suelo agotado y seco.
He trabajado en algunas regiones afectadas por estos monocultivos desde mi inicio como fotógrafo. Las áreas extensas y visiblemente crecientes de los campos de eucaliptus siempre me preocuparon por su impacto ambiental y social. Cambian el paisaje completo, las referencias geográficas, los recursos naturales, las actividades económicas y la cantidad de agua, que ahora es un problema global.
He montado y caminado mucho dentro de estos campos desde 2002. He fotografiado varias situaciones intentando discutir esta cuestión durante los últimos 13 años. Pero cuando, en un viaje reciente, pasé por un camino engullido por un enorme campo de eucaliptos, me encontré ante una de estas escenas híbridas y vi la oportunidad de hacer una imagen representativa de la situación, una fotografía derecha que contuviera: el pasado, un árbol nativo, algo que está desapareciendo de esos paisajes, y el futuro, los clones de eucaliptos supravegetales, en el presente de la fotografía.
Además de esta faceta documental que está siendo efectiva para sensibilizar a las personas al problema de la producción masiva de este y otros monocultivos, un problema brasileño fundamental, también veo a esta obra de manera simbólica. Noto que las personas sienten algo más allá del significado directo de estas fotografías, algo como una identificación directa con estas vidas enjauladas que luchan por sobrevivir en un mundo artificial, opresivo y evanescente.
El campo brasileño se está llenando de eucaliptos.
El desarrollo industrial acelerado y la importancia exagerada de la exportación de acero, dirigida por los gobiernos sucesivos, son algunas de las razones de la deforestación del Cerrado, la sabana brasileña, el Bosque Atlántico e incluso la selva amazónica.
Varias compañías acereras internacionales establecidas por el país compran grandes tramos de tierra y reemplazan la vegetación natural por eucaliptos transgénicos, que crecen rápido y cuya madera se aprovecha para hacer carbón vegetal, que es un ingrediente importante en la transformación del mineral de hierro en acero.
El eucalipto impacta gravemente al ambiente a cambio de su gran velocidad de crecimiento: consume demasiada agua y nutrientes y deja el suelo agotado y seco.
He trabajado en algunas regiones afectadas por estos monocultivos desde mi inicio como fotógrafo. Las áreas extensas y visiblemente crecientes de los campos de eucaliptus siempre me preocuparon por su impacto ambiental y social. Cambian el paisaje completo, las referencias geográficas, los recursos naturales, las actividades económicas y la cantidad de agua, que ahora es un problema global.
He montado y caminado mucho dentro de estos campos desde 2002. He fotografiado varias situaciones intentando discutir esta cuestión durante los últimos 13 años. Pero cuando, en un viaje reciente, pasé por un camino engullido por un enorme campo de eucaliptos, me encontré ante una de estas escenas híbridas y vi la oportunidad de hacer una imagen representativa de la situación, una fotografía derecha que contuviera: el pasado, un árbol nativo, algo que está desapareciendo de esos paisajes, y el futuro, los clones de eucaliptos supravegetales, en el presente de la fotografía.
Además de esta faceta documental que está siendo efectiva para sensibilizar a las personas al problema de la producción masiva de este y otros monocultivos, un problema brasileño fundamental, también veo a esta obra de manera simbólica. Noto que las personas sienten algo más allá del significado directo de estas fotografías, algo como una identificación directa con estas vidas enjauladas que luchan por sobrevivir en un mundo artificial, opresivo y evanescente.
Barbara Ciurej y Lindsay Lochman
Vistas procesadas interpreta la frontera de la producción industrial de alimentos: la intersección seductora y alarmante de la naturaleza y la tecnología. Conforme nos alejamos más y más de los orígenes de nuestros alimentos, nos adentramos en territorio desconocido repleto de consecuencias no deseadas para el ambiente y para nuestra salud.
En nuestro comentario sobre el panorama de los alimentos procesados hacemos referencia a la obra del fotógrafo Carleton Watkins (1829-1916). Sus vistas sublimes presentaron al oeste de Estados Unidos como una tierra de posibilidades infinitas e influenciaron la creación de los primeros parques nacionales. Sin embargo, muchas de las fotografías de Watkins fueron encargadas por los intereses corporativos de la época; las compañías ferrocarrileras, mineras, madereras y molineras. Estos encargos sirvieron como documentación y publicidad del oeste estadounidense. Los paisajes de Watkins expresaron la noción popular en el siglo XIX del destino manifiesto: la pródiga tierra estadounidense, utilizada de manera inevitable y justificada por sus ciudadanos.
Construimos estos panoramas para examinar el consumo, el progreso y los cambios que ha sufrido el paisaje.
Vistas procesadas interpreta la frontera de la producción industrial de alimentos: la intersección seductora y alarmante de la naturaleza y la tecnología. Conforme nos alejamos más y más de los orígenes de nuestros alimentos, nos adentramos en territorio desconocido repleto de consecuencias no deseadas para el ambiente y para nuestra salud.
En nuestro comentario sobre el panorama de los alimentos procesados hacemos referencia a la obra del fotógrafo Carleton Watkins (1829-1916). Sus vistas sublimes presentaron al oeste de Estados Unidos como una tierra de posibilidades infinitas e influenciaron la creación de los primeros parques nacionales. Sin embargo, muchas de las fotografías de Watkins fueron encargadas por los intereses corporativos de la época; las compañías ferrocarrileras, mineras, madereras y molineras. Estos encargos sirvieron como documentación y publicidad del oeste estadounidense. Los paisajes de Watkins expresaron la noción popular en el siglo XIX del destino manifiesto: la pródiga tierra estadounidense, utilizada de manera inevitable y justificada por sus ciudadanos.
Construimos estos panoramas para examinar el consumo, el progreso y los cambios que ha sufrido el paisaje.
Liz Hickok
En mi serie Aguas Subterráneas creo mundos en miniatura donde entornos naturales y urbanos están cubiertas por extrañas formaciones de cristal. Las coloridos representaciones tienen una materialidad juguetona, pero aluden también a la contaminación de nuestro medio ambiente.
Ensamblo y combino varios elementos, como un experimento científico, y luego inundo la escena con una solución de cristales líquidos. Al paso de algunas horas, días o semanas, los cristales se reconstruyen y se fijan al pequeño modelo. Disfruto estos procesos que suponen un conflicto entre el control y la ausencia del mismo.
En mi serie Aguas Subterráneas creo mundos en miniatura donde entornos naturales y urbanos están cubiertas por extrañas formaciones de cristal. Las coloridos representaciones tienen una materialidad juguetona, pero aluden también a la contaminación de nuestro medio ambiente.
Ensamblo y combino varios elementos, como un experimento científico, y luego inundo la escena con una solución de cristales líquidos. Al paso de algunas horas, días o semanas, los cristales se reconstruyen y se fijan al pequeño modelo. Disfruto estos procesos que suponen un conflicto entre el control y la ausencia del mismo.
Alejandro Malo
Cloud Phenomena of Maloja. Película de Arnold Fanck, 1924
El paisaje, mucho antes de ser imagen, fue nostalgia y literatura. Desde la antigüedad, casi cada civilización propició una clase cultivada que anhelaba regresar a la vida simple del campo, volver hacia la naturaleza con su orden más profundo y en apariencia menos accidentado. En Occidente, a pesar de la extensa tradición crítica de las urbes y afín a recuperar la sencillez rural, sólo es durante el Renacimiento que la dicha de quien se aleja del mundanal ruido se torna en el disfrute de la naturaleza, primero en la poesía de Petrarca y luego en una creciente presencia paisajística en la pintura. En Oriente, al menos desde la dinastía Tang en China, donde se establece un diálogo fértil en torno al paisaje entre poesía y pintura, muy pronto se desarrolla el género y evoluciona en múltiples vertientes.
Siglos después, mientras otros medios visuales fueron confrontados por el surgimiento de la fotografía para asumir y enfatizar la subjetividad de su mirada sobre el género paisajístico, los paisajes fotográficos dedicaron su atención al exotismo o la magnificencia de los espacios naturales y ofrecieron una engañosa cercanía con la interpretación del naturalista. La visión romántica de la naturaleza arraigó fuertemente entre las imágenes que van de los hermanos Bisson hasta Ansel Adams. En ellos, la belleza era algo exterior a capturar en cada toma, una reserva donde la soledad era una inocencia recobrada y los espacios abiertos ofrecían una fuente inagotable de reposo para la mirada contemplativa bajo el manto cambiante de la luz.
Poco a poco, conforme esas perspectivas se volvieron objeto de la publicidad y la mercadotecnia, hubo que reinventar el género y buscar en otro lado nuevas posibilidades. Ya en 1975, con la exposición New Topographics: Photographs of a Man-Altered Landscape, se hizo evidente que la intervención humana era indisoluble de nuestra nueva percepción sobre el paisaje. El estilo aséptico de los autores reunidos en esta exposición, considerado casi forense y donde la carga emotiva parecía ausente, provocaba la sensación de ser registro de una escena donde sucedió algo comparable a un crimen, pero donde sólo apreciamos su recuerdo ya desprovisto de toda carga dramática. Durante los años siguientes, algunos autores desarrollarían, con una metodología similar y como contrapunto, paisajes buscados con ahínco y ya transformados por completo en representación anímica, metáfora de una vida interior que descubre en el entorno una sintonía y una capacidad expresiva personal contundente. Al fin, la fotografía asumió la misma subjetividad de otros medios. En la frase que Hiroshi Sugimoto escribió, por ejemplo, sobre sus Seascapes: “Cada vez que veo el mar, tengo una tranquilizadora sensación de seguridad, como si visitara la casa de mis ancestros”, se adivina ese tipo de inclinación poética y su fuerte carga plástica que facilitaría el diálogo con pinturas como se hizo al exponerlas con obras de Mark Rothko en 2012.
Sin embargo, la inocencia del edén se volvió imposible en un mundo donde la mano encubierta del ser humano mancilla con la misma indolencia glaciares y selvas. En la segunda mitad del siglo veinte, el paisaje pasó de ser la naturaleza frente al hombre, a ser metáfora de nuestra propia humanidad y, al mismo tiempo, escenario de nuestros temores, esperanzas y tragedias. Leemos paisaje ahí donde un escenario simula un espacio abierto, sin importar que sea una proyección emotiva o conceptual, pero también lo leemos bajo la titánica acción de la minería, entre las calles de las megalópolis o frente al ingenio de grandes proyectos de transformación. La hibridación de géneros ha permitido la calma irreal en escenas de nota roja como en el caso de Fernando Brito y la catástrofe de los tiraderos chinos en imágenes de apariencia bucólica de Yao Lu. Mordimos el fruto de nuestra soberbia y hoy el paraíso es una tímida promesa. Necesitamos construir obras, con acciones concretas, que transformen la catástrofe anunciada en una epifanía redentora. El paisaje es, con su potencial de imaginación y de denuncia, la herramienta necesaria.
Cloud Phenomena of Maloja. Película de Arnold Fanck, 1924
El paisaje, mucho antes de ser imagen, fue nostalgia y literatura. Desde la antigüedad, casi cada civilización propició una clase cultivada que anhelaba regresar a la vida simple del campo, volver hacia la naturaleza con su orden más profundo y en apariencia menos accidentado. En Occidente, a pesar de la extensa tradición crítica de las urbes y afín a recuperar la sencillez rural, sólo es durante el Renacimiento que la dicha de quien se aleja del mundanal ruido se torna en el disfrute de la naturaleza, primero en la poesía de Petrarca y luego en una creciente presencia paisajística en la pintura. En Oriente, al menos desde la dinastía Tang en China, donde se establece un diálogo fértil en torno al paisaje entre poesía y pintura, muy pronto se desarrolla el género y evoluciona en múltiples vertientes.
Siglos después, mientras otros medios visuales fueron confrontados por el surgimiento de la fotografía para asumir y enfatizar la subjetividad de su mirada sobre el género paisajístico, los paisajes fotográficos dedicaron su atención al exotismo o la magnificencia de los espacios naturales y ofrecieron una engañosa cercanía con la interpretación del naturalista. La visión romántica de la naturaleza arraigó fuertemente entre las imágenes que van de los hermanos Bisson hasta Ansel Adams. En ellos, la belleza era algo exterior a capturar en cada toma, una reserva donde la soledad era una inocencia recobrada y los espacios abiertos ofrecían una fuente inagotable de reposo para la mirada contemplativa bajo el manto cambiante de la luz.
Poco a poco, conforme esas perspectivas se volvieron objeto de la publicidad y la mercadotecnia, hubo que reinventar el género y buscar en otro lado nuevas posibilidades. Ya en 1975, con la exposición New Topographics: Photographs of a Man-Altered Landscape, se hizo evidente que la intervención humana era indisoluble de nuestra nueva percepción sobre el paisaje. El estilo aséptico de los autores reunidos en esta exposición, considerado casi forense y donde la carga emotiva parecía ausente, provocaba la sensación de ser registro de una escena donde sucedió algo comparable a un crimen, pero donde sólo apreciamos su recuerdo ya desprovisto de toda carga dramática. Durante los años siguientes, algunos autores desarrollarían, con una metodología similar y como contrapunto, paisajes buscados con ahínco y ya transformados por completo en representación anímica, metáfora de una vida interior que descubre en el entorno una sintonía y una capacidad expresiva personal contundente. Al fin, la fotografía asumió la misma subjetividad de otros medios. En la frase que Hiroshi Sugimoto escribió, por ejemplo, sobre sus Seascapes: “Cada vez que veo el mar, tengo una tranquilizadora sensación de seguridad, como si visitara la casa de mis ancestros”, se adivina ese tipo de inclinación poética y su fuerte carga plástica que facilitaría el diálogo con pinturas como se hizo al exponerlas con obras de Mark Rothko en 2012.
Sin embargo, la inocencia del edén se volvió imposible en un mundo donde la mano encubierta del ser humano mancilla con la misma indolencia glaciares y selvas. En la segunda mitad del siglo veinte, el paisaje pasó de ser la naturaleza frente al hombre, a ser metáfora de nuestra propia humanidad y, al mismo tiempo, escenario de nuestros temores, esperanzas y tragedias. Leemos paisaje ahí donde un escenario simula un espacio abierto, sin importar que sea una proyección emotiva o conceptual, pero también lo leemos bajo la titánica acción de la minería, entre las calles de las megalópolis o frente al ingenio de grandes proyectos de transformación. La hibridación de géneros ha permitido la calma irreal en escenas de nota roja como en el caso de Fernando Brito y la catástrofe de los tiraderos chinos en imágenes de apariencia bucólica de Yao Lu. Mordimos el fruto de nuestra soberbia y hoy el paraíso es una tímida promesa. Necesitamos construir obras, con acciones concretas, que transformen la catástrofe anunciada en una epifanía redentora. El paisaje es, con su potencial de imaginación y de denuncia, la herramienta necesaria.
Rebecca Reeve
El milagro de la luz se vierte sobre el campo verde y marrón de juncias y agua, brillando y moviendo lentamente el pasto y el agua que son el significado y el hecho fundamental de los Everglades. Es un río de pasto. —Marjory Stoneman Douglas
Comencé esta serie durante mi residencia de AIRIE en los Everglades en diciembre 2012. Toma inspiración de un ritual descrito en Los anillos de Saturno de W.G. Sebald. En Holanda en el siglo XVIII, durante los funerales de los difuntos, se acostumbraba cubrir todos los espejos, los paisajes y los retratos del hogar con telas. Se creía que esto facilitaría que el alma dejara al cuerpo y aplacaría las tentaciones de permanecer en este mundo.
El ritual parecía ser, por extensión, una confirmación de la experiencia profundamente conmovedora que uno a menudo siente en el ambiente natural y de esta manera brindaba un marco literal y contextual dentro del cual retratar el paisaje, un portal desde lo doméstico hacia lo salvaje. Las cortinas, todas ellas compradas en tiendas de beneficencia y del Ejército de Salvación en el sur de Florida y Utah, representan un "tejido social" que porta por sí mismo una historia. En nuestra existencia cada vez más urbana que nos distancia incesantemente de la experiencia de lo silvestre, las cortinas sirven como vínculos visuales con lo familiar.
Se presentarán imágenes de la serie Marjory's World en la exhibición 'Mise en Scene' que abre el 16 de marzo en Hazan Projects en la ciudad de Nueva York.
El milagro de la luz se vierte sobre el campo verde y marrón de juncias y agua, brillando y moviendo lentamente el pasto y el agua que son el significado y el hecho fundamental de los Everglades. Es un río de pasto. —Marjory Stoneman Douglas
Comencé esta serie durante mi residencia de AIRIE en los Everglades en diciembre 2012. Toma inspiración de un ritual descrito en Los anillos de Saturno de W.G. Sebald. En Holanda en el siglo XVIII, durante los funerales de los difuntos, se acostumbraba cubrir todos los espejos, los paisajes y los retratos del hogar con telas. Se creía que esto facilitaría que el alma dejara al cuerpo y aplacaría las tentaciones de permanecer en este mundo.
El ritual parecía ser, por extensión, una confirmación de la experiencia profundamente conmovedora que uno a menudo siente en el ambiente natural y de esta manera brindaba un marco literal y contextual dentro del cual retratar el paisaje, un portal desde lo doméstico hacia lo salvaje. Las cortinas, todas ellas compradas en tiendas de beneficencia y del Ejército de Salvación en el sur de Florida y Utah, representan un "tejido social" que porta por sí mismo una historia. En nuestra existencia cada vez más urbana que nos distancia incesantemente de la experiencia de lo silvestre, las cortinas sirven como vínculos visuales con lo familiar.
Se presentarán imágenes de la serie Marjory's World en la exhibición 'Mise en Scene' que abre el 16 de marzo en Hazan Projects en la ciudad de Nueva York.
Jamey Stillings
Nos encontramos en un momento crítico en la evolución de nuestra especie. La forma en la que elijamos vivir en la Tierra en las próximas décadas, con el rápido crecimiento de la población humana y los patrones de consumo en continua expansión, pueden determinar no sólo nuestras posibilidades de supervivencia, sino también la sostenibilidad final de los ecosistemas de la Tierra.
Durante mucho tiempo me ha intrigado la tensión y la energía visual generada por el nexo entre la naturaleza y la actividad humana. De forma única como especie, modificamos y utilizamos el entorno para satisfacer nuestras aparentes necesidades o gustos. A veces estamos conscientes de las consecuencias futuras de nuestras acciones. Pero la mayoría del tiempo, preferimos fingir miopía en cuanto a la utilidad a corto plazo del uso de tierras y recursos.
Cambio de Perspectivas es el título del trabajo de diversos proyectos de fotografía que desarrollaré durante los próximos cinco años. Basándome en La Evolución de la Central Solar Ivanpah, un nuevo proyecto, la Energía en el oeste Estadounidense, será el siguiente paso en mi análisis de proyectos de energía renovable a escala comercial en los Estados Unidos, al mismo tiempo documentando la producción nacional de energía de carbón, petróleo y gas natural.
Mi objetivo principal, sin embargo, es convertir Cambio de Perspectivas en un proyecto de alcance mundial. Se desarrollan nuevos proyectos de energía renovable en todo el mundo a pasos agigantados. Los proyectos que se desarrollan en muchos países y varios continentes son el reflejo de un creciente compromiso internacional para que nuestras culturas y economías dejen atrás su dependencia en los combustibles fósiles y avancen hacia un futuro que se nutre de la extraordinaria energía sostenible del sol, el viento y las mareas. Me dedicaré a investigar y documentar un grupo selecto de proyectos de energía renovable que reflejan un compromiso proactivo con las generaciones futuras y al mismo tiempo trataré de descubrir los retos y compromisos que casi siempre implican estas transformaciones.
Nos encontramos en un momento crítico en la evolución de nuestra especie. La forma en la que elijamos vivir en la Tierra en las próximas décadas, con el rápido crecimiento de la población humana y los patrones de consumo en continua expansión, pueden determinar no sólo nuestras posibilidades de supervivencia, sino también la sostenibilidad final de los ecosistemas de la Tierra.
Durante mucho tiempo me ha intrigado la tensión y la energía visual generada por el nexo entre la naturaleza y la actividad humana. De forma única como especie, modificamos y utilizamos el entorno para satisfacer nuestras aparentes necesidades o gustos. A veces estamos conscientes de las consecuencias futuras de nuestras acciones. Pero la mayoría del tiempo, preferimos fingir miopía en cuanto a la utilidad a corto plazo del uso de tierras y recursos.
Cambio de Perspectivas es el título del trabajo de diversos proyectos de fotografía que desarrollaré durante los próximos cinco años. Basándome en La Evolución de la Central Solar Ivanpah, un nuevo proyecto, la Energía en el oeste Estadounidense, será el siguiente paso en mi análisis de proyectos de energía renovable a escala comercial en los Estados Unidos, al mismo tiempo documentando la producción nacional de energía de carbón, petróleo y gas natural.
Mi objetivo principal, sin embargo, es convertir Cambio de Perspectivas en un proyecto de alcance mundial. Se desarrollan nuevos proyectos de energía renovable en todo el mundo a pasos agigantados. Los proyectos que se desarrollan en muchos países y varios continentes son el reflejo de un creciente compromiso internacional para que nuestras culturas y economías dejen atrás su dependencia en los combustibles fósiles y avancen hacia un futuro que se nutre de la extraordinaria energía sostenible del sol, el viento y las mareas. Me dedicaré a investigar y documentar un grupo selecto de proyectos de energía renovable que reflejan un compromiso proactivo con las generaciones futuras y al mismo tiempo trataré de descubrir los retos y compromisos que casi siempre implican estas transformaciones.
Abelardo Morell
Desde 1991 he convertido habitaciones en cámaras oscuras con el fin de fotografiar el extraño y maravilloso encuentro del mundo exterior con el interior de la habitación
En mi búsqueda por encontrar nuevas formas de utilizar esta técnica, he trabajado con mi asistente, C.J. Heyliger, en el diseño de una tienda de campaña a prueba de luz que pueda proyectar vistas del paisaje circundante mediante la óptica de tipo periscopio sobre la superficie del suelo dentro de la tienda. Dentro de este espacio fotografío la mezcla de estas dos realidades exteriores que se encuentran en el suelo. Dependiendo de la calidad de la superficie, estas imágenes pueden asumir una variedad de efectos pictóricos. El uso adicional de la tecnología digital en mi cámara me brinda la oportunidad de registrar momentos en un marco de tiempo mucho más corto- por ejemplo, ya he logrado que nubes y personas aparezcan en algunas fotografías.
Esta forma de observar el paisaje con carpas habilitadas especialmente para ello fue practicada por algunos artistas del siglo XIX con el fin de trazar en papel lo que veían en el paisaje. Es interesante que esta forma de visualizar fue practicada incluso antes de la invención de la fotografía.
Desde 1991 he convertido habitaciones en cámaras oscuras con el fin de fotografiar el extraño y maravilloso encuentro del mundo exterior con el interior de la habitación
En mi búsqueda por encontrar nuevas formas de utilizar esta técnica, he trabajado con mi asistente, C.J. Heyliger, en el diseño de una tienda de campaña a prueba de luz que pueda proyectar vistas del paisaje circundante mediante la óptica de tipo periscopio sobre la superficie del suelo dentro de la tienda. Dentro de este espacio fotografío la mezcla de estas dos realidades exteriores que se encuentran en el suelo. Dependiendo de la calidad de la superficie, estas imágenes pueden asumir una variedad de efectos pictóricos. El uso adicional de la tecnología digital en mi cámara me brinda la oportunidad de registrar momentos en un marco de tiempo mucho más corto- por ejemplo, ya he logrado que nubes y personas aparezcan en algunas fotografías.
Esta forma de observar el paisaje con carpas habilitadas especialmente para ello fue practicada por algunos artistas del siglo XIX con el fin de trazar en papel lo que veían en el paisaje. Es interesante que esta forma de visualizar fue practicada incluso antes de la invención de la fotografía.
Peter Steinhauer
Desde 1993, Peter Steinhauer ha estado documentando las muchas facetas de la cultura asiática.
En su primera visita a Hong Kong en enero de 1994, al llegar al viejo Aeropuerto Internacional Kai Tak, Steinhauer notó una estructura muy grande contenida en una jaula de bambú y arropada por material amarillo. Se sintió impresionado por esta estructura monumental que resaltaba bajo un dosel de nubes mientras brillaba contra la silueta urbana monocromática. Así comenzó la fascinación de Steinhauer con estas estructuras multicolor.
Aunque antes se practicaba en toda Asia, Hong Kong es el último baluarte de los constructores de andamios de bambú. El título Cocoon (Capullo) fue una elección natural para esta obra. El marco: una metamorfosis, como la que transforma a las orugas en mariposas. El material coloreado descubierto ceremoniosamente revela una cara completamente nueva, como un capullo que se revela a sí mismo por primera vez.
Desde 1993, Peter Steinhauer ha estado documentando las muchas facetas de la cultura asiática.
En su primera visita a Hong Kong en enero de 1994, al llegar al viejo Aeropuerto Internacional Kai Tak, Steinhauer notó una estructura muy grande contenida en una jaula de bambú y arropada por material amarillo. Se sintió impresionado por esta estructura monumental que resaltaba bajo un dosel de nubes mientras brillaba contra la silueta urbana monocromática. Así comenzó la fascinación de Steinhauer con estas estructuras multicolor.
Aunque antes se practicaba en toda Asia, Hong Kong es el último baluarte de los constructores de andamios de bambú. El título Cocoon (Capullo) fue una elección natural para esta obra. El marco: una metamorfosis, como la que transforma a las orugas en mariposas. El material coloreado descubierto ceremoniosamente revela una cara completamente nueva, como un capullo que se revela a sí mismo por primera vez.