En 2012, salí de detrás de la cámara y, en la oscuridad, coloqué mi cuerpo sobre papel fotográfico. En unos breves segundos de iluminación, dejé mi marca. Como por arte de magia, a través de una alquimia de plata y luz, ahí estaba la evidencia de mi presencia, el testimonio de mi ser físico en un tiempo y espacio en particular. Esta fascinación por el cuerpo físico, sus sensaciones, su plenitud y las huellas que dejamos atrás, se deriva de mi propia experiencia de haber pasado toda mi vida en un cuerpo discapacitado, aprendiendo a vivir con mi propio conjunto de limitaciones y peculiaridades, mis propias verdades y fantasías.
Me inspiré para hacer mis grandes fotogramas después de descubrir pequeños fotogramas de mis manos y pies que había tomado hace muchos años (1996-1997), durante mi licenciatura en Bellas Artes en la Universidad de Sheffield Hallam, Inglaterra. Estos habían sido realizados como parte de una pieza de instalación más grande, en la que había recreado los espacios del hospital que pasé visitando durante mucho tiempo cuando era niño. Los suelos de linóleo, los pasillos largos y las paredes desnudas que construí tenían las huellas de mí mismo en la forma de estos fotogramas trazados con luz líquida.
Cada fotograma es una impresión única, hecha en gelatina de plata sobre papel semi-mate y entonada al oro. Hago las piezas en un solo paso, mediante la colocación de las hojas de papel fotográfico en el piso de mi estudio a oscuras, y poniendo papel vitela con mis pensamientos y palabras, en relación con la experiencia del cuerpo escrito sobre ellos, algunos muy personales otros más generales, en la parte superior. Uso una luz estroboscópica como fuente de luz mientras me muevo a través del papel para registrar mi presencia y luego desarrollarla en el cuarto oscuro. Las imágenes resultantes son piezas únicas que luego entono al oro.
Aunque estas imágenes son únicas, al mismo tiempo contienen un sentimiento que es universal. Los fotogramas reflejan una experiencia que comparto con todos: la experiencia extraña, desconcertante y transitoria del cuerpo humano en cada uno de los espacios que ocupamos.